viernes, 23 de enero de 2015

FOTO POR TÍ_Yo robot


Rebuscaba yo el otro día en armarios de esos que no abrimos nunca. Buscaba un juguete, de mi hermano, que no mío, pero que me hacía ilusión recuperar por motivos que no vienen al caso.
No apareció. Sin embargo, y sin esperarlos, aparecieron estos dos viejos amigos, y estos sí eran míos.
Bueno, o no, más bien, del niño que apenas recuerdo que fui, ese que ya no soy. 
Eran de aquel tiempo en el que bastaba con darles cuerda y mirarlos andar para imaginar batallas intergalácticas. Ratos que transcurrían escuchando el sonido de su cuerda al desenrrollarse. Aquel viejo mecanismo que dotaba de vida a estos viejos robots. Y que así, entre batalla y cuerda, fueron llenando algunos buenos ratos de mi lejana niñez.
Os confieso: he cruzado los dedos, les he dado cuerda y... ¡sí! los he puesto a andar el uno contra el otro, y he imaginado batallas oyendo el sonido de la cuerda al desenrrollarse...
¿Os acordías de vuestro juguetes "a cuerda"...?
Buen fin de semana Calados. 


21 comentarios:

  1. Preciosos¡¡ Como ganan en pantalla esos viejos robotitos que te cautivaban y acompañaron en tu niñez. La foto los engrandece, los actualiza,,los "pone nuevos" porque además ¡funcionan! La cuerda manual creo que es mas dificil que falle que cualquier otra...El comentario enjundioso. Aquel niño que fuiste tienes que desenpolvarlo como a los robots y volver a serlo. Date un poquito de cuerda con tu fuerza innata y....a funcionar!!!. Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias! Ya veremos eso de darme cuerda..., a diferencia de ellos, yo sí que ando oxidado!
      Un abrazo!

      Eliminar
  2. Un canto a la nostalgia, ¡qué bonito!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es. Será cosa del tiempo lo de la nostalgia, pero lo cierto es que encuentro más interesante el mirar hacia el pasado que hacia el futuro. Ese que dicen que tenemos. Me alegro que te guste.

      Eliminar
  3. ¡Y tienen un encanto especial!
    SALU2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo creo. Un sabor "vintage" que se dice ahora. La verdad es que ahora las cosas, los juguetes incluídos, se hacen muy bien, pero les falta algo... Demasiado perfectos.

      Eliminar
  4. Chulísimos. Y además ¡funcionan! Esos sí que eran juguetes. Casi siempre, compartidos. Hermanos, vecinos... Despertaban la imaginación, así como los sentidos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Compartidos, ciertamente. Estos, por ejemplo, los he llamado míos, pero más bien eran "nuestros", los compartíamos los hermanos, que al fín y al cabo éramos los que jugábamos con ellos.

      Eliminar
  5. Aquel niño que fuiste... Todos hemos dejado de ser aquellos niños que fuimos y, en ocasiones, nos hemos convertido en adultos que nunca hubiéramos podido llegar a imaginar. te juro que a mí, algunas veces, me apetece vestir a mis viejos muñecos y taparles con una mantita. Siempre seremos un poco niños. Y por cierto, esa tal Chelo Mondeja, cuyo nombre me suena bastante, podía incorporarse a la lista de Calados porque la veo siempre muy inspirada. Y lo digo en serio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es lo que tiene crecer. Y cada vez más... Dicen que los niños son como los viejos, o viceversa. Algo debe haber de cierto.

      Eliminar
  6. Creo que todos tenemos el recuerdo de un juguete o un objeto, o un cuento que nos hacía infinitamente felices cuando lo disfrutábamos y lo guardábamos para que no se estropeara, porque en mi caso, no había tantos. Para mi era un tesoro. No me quiero poner nostálgica pero es una delicia descubrir en "el baúl" esos tesoros, allí descansando.

    He leido el comentario de Chelo y estoy de acuerdo con ella. El niño que fuimos ¡a desempolvarlo ! y de vez en cuando, démonos cuerda e intentemos ver las cosas con ojos de niño. A lo mejor se clarifican.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desempolvar viejos armarios, o baúles, es un arma de doble filo. Recuperas viejos tesoros, pero también te percartas de todo lo irrecuperable.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Yo todavía conservo juguetes de mi infancia que me hacen revivir aquellos momentos inolvidables y que, por supuesto, no envidio para nada con los juguetes y juegos que se hacen actualmente.
    Nuestros juegos eran más colectivos y hacían desarrollar más nuestra imaginación.
    La nostalgia, a veces, es muy grande porque eran momentos de Inocencia y Fantasía.
    Me ha encantado esta Entrada.
    Abrazos y Besines.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Pedro Luis. Inocencia y fantasía, qué bueno sería noperderlos nunca. Sobre todo la fantasía. ¿O la inocencia? Abrazos de vuelta!

      Eliminar
  8. Nostalgia pura de esa etapa de ingenuidad plena.
    Yo recuerdo a mi pollito a cuerda que me regalaron en la feria, qué ilusión, qué tesoro y cómo cuidábamos de ellos, hasta tal punto que tú aún los conservas. Y tenían cuerda para rato, sin depender de ninguna batería, nos daban horas y horas de juego libre, porque la imaginación volaba.
    Secundo la recomendación de Chelo, Amparo y Marinela, no perdamos, aunque sea en el fondo, esa alma de niño que nos guarda ese poder de imaginar lo inimaginable.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Imaginar lo inimaginable...
      Recuerdo esos pollitos a cuerda... Pero me gustaban más los de colores que no eran a cuerda, si no pollitos de carne y hueso, y plumas... Pero no recuerdo haber tenido ninguno de los dos.
      Besos!

      Eliminar
  9. Puff Emilio, claro que me acuerdo y no sólo eso... sino que tengo alguna cosa guardada.
    Y como leo todo porque soy cotilla yo tuve un pollito naranja :-)
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues qué suerte lo de tu pollito...!
      Si conservas algo de aquella infancia, tienes un tesoro.
      Besos de vuelta.

      Eliminar
  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  11. Hola Emilio.
    Un viaje a la niñez..
    Mi infancia fue difícil pero bonita. Había una especie de tristeza latente pero un manto seguro y cálido lo cubría todo, mi madre.
    Dibujaba con ella y con su hermana, leía mis cuentos en voz alta mientras ellas cosían. Canturreaban, me enseñaban a hacer el duo, jugábamos a las adivinanzas, al veo veo....
    Había juguetes, claro... pero bailé, canté y dibujé más que otra cosa En dos etapas diferentes dos fueron los elegidos: mis dos muñecas, Dagmer e Ivette, que me acompañaban en mis viajes imaginarios y también en los reales; y luego, un poco más mayor, el Intelect, aquel tablero mágico que se llenaba de palabras. Jugábamos en familia y yo era muy competitiva; ganaba a menudo pero cuando no lo hacía. .. ufff .... tenía mal perder, muy malo y agarraba unos cabreos conmigo misma que no veas... Ahora ya no... es de las pocas cosas que he aprendido, me cabreo poco.

    En la foto me encanta el contraste entre los colores tan brillantes y la nitidez de los robots con las sombras del fondo, tan difusas. Como los recuerdos, a veces tan claros otras tan difuminados..
    Vaya rollo he soltado... pero es que me ha encantado recordar!!!
    Precioso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre lees mis fotos de manera muy acertada con respecto a mis propósitos al componerlas. Te has percatado de ese contraste, nada casual, y que va más allá de la forma, entre las sombras y el primer plano. Entre los recuerdos y el mundo actual, real. Se agradece y mucho! Y en lo que respecta al haber provocado en tí esos recuerdos, me apena si fue una infancia difícil, pero me alegra si se ha impuesto la belleza intrínseca de recordar la felicidad de ese tiempo. Gracias a tí!
      Un abrazo de vuelta.

      Eliminar