miércoles, 25 de junio de 2014

CONDUCTORAS SUICIDAS. DRINK DRIVING


Dicen que la mirada de un miope es especial, que atrae por su inadvertido desenfoque, que no intimida queriendo observar hasta el más mínimo detalle, que la imaginación que aporta a su visión de la realidad siempre es a nuestro favor a través de un  plano general. Mirada despistada, intimista y sin embargo se ve abocada a mirar a través de un cristal que le devuelva el contemplar la vida con la claridad de una postal.

Ver la realidad tal cual es, cruda, desnuda, directa, te guste o no, es lo que hay. Abre los ojos a lo que te encuentras, mira hacia la línea del horizonte, pero es posible que nos dé vértigo, que prefiramos quedarnos en esa zona de confort donde conocemos todos los detalles de memoria sin tener que forzar la vista. Puede que hasta tal punto, que queramos mirar a través del cristal de una botella que nos distorsione la realidad, porque nos hemos cansado de verla siempre igual, sin darnos la posibilidad de cambiarla, porque nos duele sentir sus miserias clavándose como agujas en nuestros ojos y necesitamos un poco de anestesia.

Elige tu botella, escoge el color de su alcohol, celebra tu desgracia o tu victoria, deja por un momento de sentir el suelo bajo tus pies y haz desaparecer las barreras que frenan tu yo encadenado. Un paréntesis en la monotonía que nos ofrece ese puntito que nos falta para lanzarnos con espontaneidad o traspasar el límite del desenfreno con la idea de que no hay mujeres feas, lo que no hay es suficiente alcohol. Escapar absolutamente de la consciencia y saltar a otro plano de nuestra percepción, abriéndole camino a nuestro subconsciente que nadie controla oculto y amordazado hasta ahora, quedando poseído por sus locuras.

Elige el escenario, representa tu vodevil subido a sus tablas donde no tenga cabida el papel de conductor, porque el final de esa obra puede ser una bajada de telón definitiva. 
Elige a tu compañero en el que le confíes tu cordura, en el que te dicte el libreto y te cante como Stevie Wonder, "si bebes, no conduzcas" con el pacto de que la próxima vez, tu serás el abstemio y él el loco.
Un loco razonable, previsor antes de sumirse en la locura, que prepara su testamento vital y apuesta por la vida al renunciar a las llaves del coche o de la moto mientras le posea la locura y quizás también la resaca.

En este juego, loco es el hombre que ha perdido todo menos la razón (Gilbert K. Chesterton) y se es loco cuando la ocasión  lo reclame (Catón). 


the trip from antonio vicentini on Vimeo.

Besos de locura, queridos Calados y lectores.

Las Gemelas del Sur.

16 comentarios:

  1. Hay que mirar con los ojos bien abiertos aunque nos ciegue la luz o nos nublen las lágrimas. Besetes.

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  2. Estoy contigo, Trimbolera, porque ojos que no ven, corazón que no siente y la sensibilidad es un don del ser humano que lo hace humano.

    Besos sentidos.

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  3. Magnífica entrada, como siempre. Mirar con los ojos bien abiertos, sin que el alcohol nos nuble la vista, mirar a la vida frente a frente, cara a cara, sin el color del vodka o el aroma de la ginebra.

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    1. Los ojos bien abiertos, aunque en algunas ocasiones la realidad nos deje ojipláticas y no nos podemos creer lo que vemos, así que ojo avizor y al ataque, la anestesia para los hospitales.

      Besos, amiga incondicional.

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  4. Bueno, después de mirar la realidad con los ojos bien abiertos, lo normal es que te den ganas de elegir cristal y alcohol y olvidar durante un rato... mientras sepas donde está la frontera entre ese puntito feliz y la pérdida del control, que la verdad es que no es nada recomendable, ni aún teniendo al lado a la persona de más confianza. De las llaves del coche ni hablamos, por supuesto.

    Besos

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    1. Creo que es hasta terapéutico desconectar en alguna ocasión de algún conflicto o penosa realidad que nos obsesiona, disfrutar de ese puntito feliz y cargar las pilas para volver con los ánimos de los amigos, la chispa del vinillo y las endorfinas que nos active la razón, porque ante todo no hay que perder la cabeza ni ser tan loco como para coger un volante.

      Besos.

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  5. Me quedo con la opción de mirar de frente con los ojos bien abiertos sin ningún elemento que tonifique la visión.
    Besos

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    1. Valor y un poquito de locura necesitaremos para tener los ojos bien abiertos y mantener un espíritu de lucha, sobrios y calculando la estrategia de supervivencia.

      Besos.

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  6. Me ha gustado eso de la mirada del miope. Lo que no me gusta es lo fácilmente que se me ensucian las gafas. Gafas limpias por favor, mirada despierta y atenta siempre! Eso sí, locuras que no falten, de vez en cuando... cuando diga Catón...

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    1. Te comprendo muy bien, Emilio, yo también soy del sindicato del vidrio y lo que me gusta es que para leer tengo que quitarme las gafas y me sumerjo en otra realidad, desconecto porque entre otras cosas no veo ni a media ni larga distancia, ahora bien no te imaginas la aventura cuando me baño en la playa....
      Bueno ya más serios, pienso que hay que mantener los pies en el suelo, pero con un toque de locura para fijar la mirada en alguna utopía, la que nos incita a movernos hacia delante sin perder la razón, aunque nos tilden de locos como nos dice Chesterton.

      Besos locos.

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  7. La realidad no me gusta.
    Prefiero no mirarla.
    Me autoengaño con otras cosas.

    Besos.

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    1. Hay momentos que dan ganas de decir "paren el mundo que me bajo" me quedo en el andén de la locura, de romper con todo convencionalismo, de empezar de cero.

      Besos.

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  8. Reflexiva e interesante entrada....hay que mirar y ver la realidad tal cual, no desvirtuarla a través de cristales u otros objetos...y enfrentarse a ella.
    Abrazos.
    Ramón

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    1. Asi es, Ramón, pero insistimos en utilizar el photoshop para maquillarla, nos hacen ver lo que no es.

      Besos Calados.

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  9. La normalidad es la locura más atroz (incluida la normalidad de emborracharse religiosamente cada fin de semana).

    El cortometraje es buenísimo :)

    Un abrazo loquito y bonito.

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    1. La monotonía, la rutina, las reglas sociales sin cuestionarlas, solo siguiendo a la masa, nos entierran en un agujero sin salida. Hay que mirar con otros ojos, en muchas direcciones...con la mente abierta.

      Besos locuelos

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