miércoles, 26 de marzo de 2014

CONDUCTORAS SUICIDAS. METRÓPOLI.


Elías está cansado, se siente como un autómata atrapado en un turno rodado de trabajo, en el bucle de mañana, tarde, noche, dentro de la tiranía de un cuadrante con la amenaza de que en cualquier momento se descuadre por algún turno urgente que sustituir. Un controlador controlado. Una pieza de un gran engranaje.
Un rodamiento que se encuentra sometido en algunos momentos a una gran tensión para después volver a la calma. Siempre en vilo.

Elías es un técnico que supervisa el tráfico a través de unos complejos dispositivos en la carretera.  Maneja mucha información, alerta, decide y da ordenes a ese tráfico rodado. Últimamente se le antojan  pesadillas, como ese sueño revelador que le descubrió la naturaleza oculta de su trabajo. 
La sala de su centro de control se convirtió en un gran cráneo de un gran robot, de un ser cibernético, donde se alojaba todos los terminales de las largas fibras ópticas que surcaban las carreteras, los nervios de las vías, por donde llegaban los impulsos digitales, nerviosos a las computadoras que Elías manejaba.  Elías se había personificado en una neurona motora, con su dendritas en sus manos y piernas y en el axón, su cabeza de donde partía sus ordenes. Sus ojos eran las innumerables cámaras que observaban la carretera, ojos chivatos, espías de las idas y venidas de los vehículos. Sus oídos las emisoras de radio de la policía de tráfico que vociferaban las vicisitudes que ocurrían a pie de carretera. Su lengua, los paneles de mensajes luminosos que abanderan de una parte a otra la carretera y lanzan frases de advertencia a los viajeros. Su piel es el asfalto donde se alojan unas espiras magnéticas que sienten el paso de los coches, haciendo un conteo de su número, de su velocidad, del tipo de vehículo que pasa. Un ser que concentra toda la información en un sistema informático que Elías teme llegue a reemplazarle, tarde o temprano y tome unilateralmente las decisiones que hasta ahora él lidera. 
El futuro ya está aquí, los sistemas inteligentes de tráfico.

Inteligencia artificial versus inteligencia biológica frente a la naturaleza.

El hombre, esa especie de animal único que es capaz de pensar, de crear, de inventar para adaptarse al medio, para superar el hándicap de su naturaleza que no le da esas condiciones biológicas para subsistir en el. Si tiene frío, confecciona la ropa; si necesita refugio, construye casas; si quiere volar, inventa el avión; si quiere surcar el mar, lo hace en barcos y si quiere correr más que los caballos, inventa el coche. 
En ese alejamiento de la naturaleza, en ese entorno artificial creado a expensas de ella, el hombre se reinventa, y acaba y cierra la evolución de los animales.
El hombre es un animal más (un animal genuino, un individuo directamente supracelular), pero podemos afirmar que ya no constituye una especie animal.  Cita de Faustino Cordón en la naturaleza del hombre a la luz de su origen biológico, Anthropos.


Besos libres o abrazos que os atrapen en el cariño tecnológico, queridos Calados y lectores.

Las Gemelas del Sur.

8 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo.
    Salu2 extranaturales.

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  2. Un realto inteligente, muy bien artículado, y que produce cierto pánico porque da que pensar, ya que es enteramente real. Cuando una pieza humana conectada al engranaje tecnológico se desajusta mentalmente, suceden esas catástrofes horribles y si no, como botón de muestra, tenemos ese AVE o Alarís que descarriló en A Coruña...

    Un placer visitaros, cuando puedo. Recientemente he estado acatarrado o griposo, qué se yo!
    A ver si para esta noche o mañana, subio nuevo post. Si no lo hago mis engranajes mentales se desengrasan jajaja.

    abrazos a todos los Calados!

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  3. ...ciertamente es así!
    Impresionante y reflexivo vídeo.
    Abrazos Gemelas...que os vaya bien.
    Ramón

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  4. Impresionante la maquetita que muestra el video. El sueño de cualquier niño, y de algún que otro no tan niño. En cuanto a la reflexión que introduces, da que pensar. Lo cierto es que hace varias décadas habían mil cosas que hacer. Ahora no es que no haya qué hacer, que no lo hay, es que no hay quehaceres porque hay muchas cosas para las que ya no hacemos falta. ¿Hasta dónde?
    Un abrazo Gemelas!

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  5. Pronto seremos fusibles de carne y hueso.

    Saludos.

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  6. Tecnología y naturaleza, vida y fantasía, peor no tanta, ..Lo de ver, oler, tocar y sentir, en espacio y tiempo real, parece que se esta sustituyendo por estímulos forzados y provocados, ¿llegará un momento en que nuestros problemas también sean ilusiones virtuales?... es por lo único que me apuntaría a la ultramegatecnología, por lo demás, me quedo con la naturaleza.....ver, oler, tocar y sentir....aunque el esfuerzo lo ponga yo..

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  7. La verdad es que creo que Elías y muchos como él siguen siendo imprescindibles aunque cada vez haya más automatismos en nuestras vidas. Como creo o quizá quiero creer que el hombre sigue siendo un animal sometido a su naturaleza. Y no me disgusta que así sea.

    Besos

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  8. Esa maqueta hubiera sido el sueño de mi hijo hace ya unos cuantos años. La reflexión es inquietante, pero una cosa: el ser humano sigue siendo un animal en todo el sentido de la palabra. Hemos avanzado en tecnología, sí, pero no en humanidad.

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