miércoles, 26 de noviembre de 2014

CONDUCTORAS SUICIDAS. LA CICLOAURA


No soy una santa, tengo mis debilidades, puede que en algunos momentos y en ciertas circunstancias haga algunas diabluras, así que en mis fotos y autoretratos no creo que se puede apreciar ninguna aureola en mi cabeza ni cierto resplandor celestial alrededor de mi cuerpo. Bueno quizás me quedara en beata, porque no sé decir que no y luego me pasa lo que me pasa, es decir, me encasillo en el género bobalicona.

Sin embargo tengo una amiga que afirma que puede vernos a todos un aura alrededor de nuestra persona y es tal su capacidad que hasta puede distinguir diversos colores dependiendo de nuestro estado de ánimo, de salud o emocional. Creo que Clara, mi esotérica amiga, tiene un poder, "nos ve venir de lejos" y con ventaja añadida, "no se la vamos a colar". 
Creedlo o no creedlo, quizás no todos tengamos ese don, pero si que al menos podríamos imaginar ver esa aura en las personas, esa burbuja que delimita nuestra esfera personal, intima, inviolable, que solo en ocasiones nos pueden permitir traspasar en un abrazo, un estrechar de manos, un beso, una caricia, pero que siempre respetaremos esa burbuja vital a todos los que compartan espacio con nosotros y les dejaremos respirar su propio aire.

Pero es curioso como todos adoptamos instintivamente o por condicionamiento social ese guardar las distancias sobre todo con personas extrañas, y lo incómodos que nos sentimos compartiendo ascensor o en un día en que el metro va a reventar, más cuando llega la hora de compartir el espacio circulando por nuestras ciudades y calles, se nos olvida guardar la distancia de seguridad, no sabemos calcular el suficiente espacio para no darle un besito a la carrocería del vecino sin su permiso y hasta no habría problemas para que esa ciclista oyera un piropo o improperio de ciertos conductores cuando la rebasan, robándole hasta el aire como un ciclón que incluso la lanzan contra el suelo.

Respeto a ese espacio vital, reconocer que se trata de acoso cuando en la autovía nos pegamos al de delante para decirle que va despacio o no tan deprisa como queremos ir nosotros, hazle luces, pitalé, pero no te comas su espacio. 

Prudencia cuando no nos moleste que guardando la distancia de seguridad se nos cuelen entre ese espacio los demás, teniendo que volver a dejar distancia con el colón de turno. La paciencia de un santo se necesita para seguir manteniendo la distancia de seguridad.

Consideración cuando vamos a cambiar de carril y ni siquiera pedimos permiso a nuestro vecino, exigiendo y suponiendo que tenemos todo el derecho. Un poco de por favor y espera tu turno hasta que haya hueco libre.

Creo que podríais ayudarme a enumerar más situaciones como esta, que definitivamente validaría mi teoría: Cuando nos subimos a un coche, la persona sufre una transformación y muta en otra especie distinta del homo sapiens sapiens y habría que volver a clasificarla, el homo ...........



Besos al aire, queridos Calados y Lectores.

Las Gemelas del Sur.

24 comentarios:

  1. Homo junglis quizá. Da la impresión en la carretera de que cada uno mira exclusivamente por sí mismo, como si existiese la necesidad de comer para no ser comido. Como si lo que nos rodea no fuesen humanos. Tal vez la barrera de las ventanillas nos impiden empatizar unos con otros.

    Un abrazo!

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    1. El hombre en la jungla del asfalto, un depredador del territorio, parapetado en esa concha que es el habitáculo de su coche que le proporciona el anonimato suficiente para no querer dar cuenta de su prepotencia. Nos convertimos en una bestia negra que necesita de un domador con el látigo de la sanción.

      Besos y besos.

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  2. Desde luego, si alguien se te arrima como ese chaval en la calle, lo menos que piensas es que te va a robar. Pero me ha hecho gracias cómo has cambiado de tema, de pasar del acercamiento personal al acercamiento vehiculocional (palabra inventada). Pero volviendo a lo primero, pienso que las distancias personales, entre conocidos, deberían romperse más; más abrazos, más caricias, más cogerse de la mano. Porque si las palabras a veces fallan, el contacto humano lo dice todo.

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    1. Me recuerda a ese antiguo anuncio de una colonia, Brumel creo que era, "el hombre se la juega en las distancias cortas" jajaja!!! tanto en el amor como en el tráfico. Sería una buena campaña para concienciar sobre la distancia de seguridad en carretera. Como tu indicas en el plano personal es una buena terapia para el alma esas caricias, abrazos, ese contacto cuerpo a cuerpo, piel con piel que se agradece que en nuestra cultura se prodigue y que cuanto más al norte esto se pierde y se guardan más las distancias.

      Besos y abrazos.

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  3. Eso es como quien entra en una rotonda así, haciendo un recto y no comiéndose la isleta porque no calza un Hummer, que sino igual. O como cuando vas por una calle concurrida y va y te paras en un semáforo con venga a la cola...y en eso el furtapatos de turno, con moto o con bici, empieza a zigzaguear entre los coches para ponerse delante. O el coche que casi atropella a los del carril bici, vamos, que homo-flipadensis los hay a porrillo.

    Un besazo

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    1. La paciencia en la conducción es una virtud que pocas veces veo. Muchos tienen todavía el síndrome infantil de "yo primer" y "yo corro más" o de aquellos que parece que tienen puesto un cohete en el culo. En fin así nos va, llegará un día en que los coches serán más inteligentes que nosotros.

      Besos.

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  4. ...siempre hay que guardar la distancia...por lo que venga!
    Una entrada muy interesante y a tener en cuenta.
    Abrazos a pares.
    Ramón

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    1. Si, Ramón, hay que ver venir por el retrovisor y mirar hasta donde podemos llegar por el parabrisas.

      Besos.

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  5. Jajaja, qué foto más chula.
    Es cierto, hay que guardar las distancias, siempre.
    Salu2 precavi2.

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    1. La foto es de una campaña extranjera que nos lanza dos mensajes, la bicicleta ocupa menos espacio que los vehículos, lo que favorece la movilidad y advierte de guardar la distancia de seguridad a estos ciclos cuando les adelanten los vehículos de 4 ruedas. Ingenioso y visual.

      Prudentes besos.

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  6. Dentro de los coches los monstruos se quitan la careta de humano.

    Besos.

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    1. Cierto, hay veces que miras a la cara al conductor y te asustas y decides alejarte lo que puedas.

      Besos.

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  7. Conduciendo muchos sacan los demonios que llevan dentro.
    Muy buena reflexión
    Besos

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    1. Es un misterio qué sortilegio sucede cuando cogemos un volante, descendemos a los infiernos.

      Besos.

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  8. Distancia, siempre más de lo que parezca necesario, que si la situación se vuelve íntima ya habrá tiempo para arrimarse.

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    1. Más vale prevenir y ser cautos, Pilar. Según el ambiente y la situación podemos romper las barreras y acortar distancias a muy suave velocidad.

      Besos.

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  9. Ya lo creo, Gemelas, y se está traspasando es mutación a las bicibletas.

    Aunque, tal vez (según mi opinión), esto sea como el dinero: no es que nos transforme, es que nos deja ser lo que somos.

    Besos.

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    1. Otros ya lo dijeron: Conducimos como somos. Vamos que los ciclistas también son conductores y todos nos conducimos por la vida según nuestros valores.

      Besos.

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  10. Me confieso y me reconozco algo "licántropo" en lo referente, no a los efectos de la luna, si no a los efectos de un vehículo. Mal por mi parte. En hombre lobo no pero quizá en Homo cabreadensis sí me convierto un poco... Eso sí, lo que hago cuando me pone nervioso el de delante no es acosarle: freno. Así le doy espacio y respiro hondo. Eso sí, es justo lo mismo que hago cuando me agobian, frenar. O se adaptan o me sobrepasan... Y entonces simplemente les deseo buen viaje!

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    1. Voy a serte franca. Yo, en esas situaciones, me cago en lo más negro, y echo pestes por la boca. Puedo asegurarte que esa no soy yo. Siempre me he preguntado qué poder transformador tiene ese habitáculo maligno, es salir de él y arrepentirnos de nuestros actos.

      Besos.

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  11. Guardar las distancias es fundamental: nos va la vida en ello. Creo que todos deberíamos aplicarnoslo.

    Bss.

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    1. Y saberlo aplicar bien, con precisión, aunque sea aproximada. Para guardar la distancia de seguridad suficiente hay un truco que se llama "1101, 1102" o la regla de los dos segundos. Te dejo el enlace: http://asp-es.secure-zone.net/v2/index.jsp?id=5938/10033/21485&lng=eses&startPage=24

      Besos seguros.

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  12. Siempre que adelanto a una bici dejo todos los metros que puedo, y si no hay mucho espacio, me espero. Me jode tanto cuando voy en bici que me adelante a lo loco, que eso lo tengo muy claro. Uf, la de "piropos" que he encasquetado a conductor@s que no respetaron mi distancia de seguridad...

    Por otro lado, cuando conduzco y alquien se me pega detrás, siempre hago lo mismo: reduzco, poco a poco pero voy reduciendo. Primero porque si por lo que sea tuviera que dar un frenazo, el golpe no sería tan bestia, y segundo (y quizá el principal) para fastidiarle su prisa y recordarle que, cuanto más prisa tengas, más tarde llegarás a donde quieras llegar.

    En fin, otro día hablamos de las colas de los supermercados.

    Un saludo.

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    1. Si todos nos pusiéramos en la piel del otro, nuestra actitud cambiaría y sabríamos respetarnos.

      No es mal método contra los fitipaldis acosadores, pero cuídate de no ponerlos nerviosos, porque se ponen a adelantarte sin más miramientos, ciegos sin ver quien viene ni calcular si les da tiempo. Así son de camikaces.

      Estoy contigo, el tema de la cola del super da para mucho.

      Besos y besos.

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