lunes, 26 de mayo de 2014

La GATA SOBRE EL TECLADO.Fobias y todo lo contrario.


Hoy voy a ser breve, muy breve. Ya se que algunos creéis que soy incapaz, pero andáis bien equivocados. Y de paso voy a hacer una confesión.
Sin duda vais a aprovecharos de que he dormido mal y de que se me pegan los párpados por una sobredosis de legañas, pero como decía hace unos días por estos lares, todo tiene un límite y hasta aquí hemos llegado. No se si el el lugar más indicado para confesarlo, no acierto a saber si mi boca debe sellarse con silicona o abrirse cual fauces de león salvaje. No sé, pero voy a intentar explicarme. 
Al principio fue uno, luego dos... y se hacía agradable. La sensación era grata y afable.  Pero es que hoy me he despertado con cuatro en mi cama y hasta yo misma, que soy un poco bohemia, reconozco que la cosa no tiene pase, que hay que cortar por lo sano. Y voy a ir al grano antes de que comencéis a fantasear con imágenes voluptuosas que para nada quiero despertar en vuestra imaginación.  ¿Sabéis lo que es la aliurofobia? Yo, hasta hace poco, tampoco lo sabía, pero ahora lo tengo claro como la gaseosa. Tengo todo lo contrario a esa debilidad mental, a ese miedo ancestral.  O sea, que lo que padezco podría denominarse como inaliurofobia, aunque dudo que esta palabra exista en el diccionario de la Real. Pues si, queridos Calados,  en esta mañana luminosa  y ponentosa de primavera, en este mes de mayo que aborrezco más que al aceite de ricino rancio, me he despertado con cuatro en mi cama, tres de ellos de tamaño bastante reducido. Después de desperezarse y soltar un leve maullido han salido hacia la cocina a desayunar y luego se han puesto a jugar como locos, mordisqueando todo aquello que se les ponía por delante.  Yo no me he despertado con tanto ímpetu, pero reconozco que su desproporcionada vitalidad matutina me ha hecho reír a carcajadas.  
Creo que soy gatodependiente, palabra ésta que también dudo mucho reconozca la Real Academia. Poned un gato en vuestra vida. Recobraréis la ternura, si es que alguna vez la perdisteis. 
Un maullido cariñoso.

22 comentarios:

  1. jejeej se de lo que hablas por que nosotros tenemos 5 y he terminado por dejarles durmiendo en la cocina ajjaaj si no no hay quien pegue ojo.
    Eso si son la caña.
    unos besotessssssssssssss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues no sé quien dijo que los gatos no son cariñosos, cada gato tiene su carácter, pero por lo general son leales y cariñosos. Gracias por tu comentario y a disfrutar de ellos.

      Eliminar
  2. La ailurofobia es el miedo a los gatos, como bien sabes y me alegro que no la padezcas, son unos animales cariñosos a veces hasta pesados. No puedo tenerlos porque mi hija es alérgica, pero de niña siempre tenía alguno que se colaba al jardín, cachorritos preciosos.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son unos animales muy cariñosos y muy inteligentes. Tienen siete vidas y un sexto sentido. Ya he dado dos pequeñines, me queda uno que es un bellezón y le estoy tomando excesivo cariño. Gracias por tu comentario.

      Eliminar
  3. Vaya!! no sabía lo que se había introducido en tu cama , pero conociéndote he tenido claro que eran los mininos a los que tanto adoras . Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, y espero que no hayas pensado mal cuando decía que había amanecido con tantos... No estoy yo para muchas orgías, ja, ja. Gracias por tu comentario.

      Eliminar
  4. Sabes?, con entradas como esta me alegras el día.....yo también tengo quien me reclame desde la otra parte de la puerta acristalada, él se deshace en lamentos para que le abra la puerta y pueda cruzarla a toda velocidad para ir a refugiarse debajo de la cama, donde sabe que no puedo sacarlo, porque me torea de tal manera que acabo desistiendo.....Ay estos felinos!!!

    Ponte dura Amparo!!!!jajaja!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja,ja. ¿dura yo? ¿y con ellos? `los mimo como no te puedas imaginar. Ya tengo que ponerme firme con mis hijos, así que dejo a mis queridos felinos que hagan lo que les plazca porque su compañía no tiene precio. Un abrazo.

      Eliminar
  5. Y creo que hubieran sido cinco, si no me hubieras traído al más revoltoso que bien vale por dos.
    Los despertares con estos vivos peluches son más agradecidos que los fríos y estridentes despertadores. Tu lo has dicho, recobramos la ternura y un querer del que nunca nos hubiéramos imaginado.

    Besos felinos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya ves. Recuperamos con ellos la sonrisa, la ternura, la inocencia, la vitalidad, la felicidad misma. Por eso sugiero a todos que pongan un gatito en su vida.

      Eliminar
  6. Jajaja Mmm me gustan las mascotas, pero no puedo asumir la responsabilidad y por ello no tengo. Ya hago bastante con lo que tengo jaja ¿Así que pon un gato en tu vida? Me ha gustado la frase, espero que te traigan felices despertares. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin duda, me dan compañía, me dan alegría y siento que me transmiten ese sexto sentido que sin duda los gatos tienen. Te aseguro que me traen felices despertares. Gracias por tu comentario.

      Eliminar
  7. Y encima, se colocan en el lugar más mullido del colchón, los muy pillos.
    Salu2 ronroneantes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dicen que el lugar donde se coloca un gato es el más cómodo de la casa, y es verdad. Me admira de ellos cómo saben vivir y qué felices pueden llegar a ser con una simple madeja de lana.

      Eliminar
  8. Una vez tuve un gatito, gatito que fue desterrado del piso de la ciudad (mi padre decía que los animales no eran para tenerlos en un piso) y terminó sus días muchos años después en la casa del pueblo, bien acogido por mis tíos y primos. Cada verano disfrutaba de su carácter, muy cariñoso, siempre aceptó de buena gana incluso los juegos de los niños, aunque nunca perdió su independencia que en el pueblo estaba más que garantizada.
    Ahora no puedo tenerlos porque mi pareja es muy alérgica a los gatos, pero ¡como no voy a entender la ternura y ese delicioso despertar tan bien acompañada!

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando en verano nos vamos al pueblo de mi padre, en el interior de la provincia de Alicante, ellos campan a sus anchas. A veces vuelven al amanecer llenos de arañazos y muy cansados. Son también sus vacaciones, su tiempo de esparcimiento. El resultado es que acaban viniendo casi todos los gatos del pueblo y los vecinos se quejan, vaya si se quejan. Pero a mí me siguen encantando.

      Eliminar
  9. Me encantan los niños y en mi casa siempre los ha habido, por eso las mascotas nunca han ocupado un lugar importante en mi vida, incluso hemos tenido algún pequeño perro casi siempre, pero no lo tratamos como a otro ser humano, creo que ellos son felices en su papel de animales y no necesitan atributos humanos. Respeto la opción de cada cual respecto a las mascotas, en mi barrio veo cada día como la gente vive con tres y hasta cuatro perros y se gastan un dineral en veterinarios y me dan la sensación de que necesitan rodearse de animales de compañía porque son incapaces de mantener unas relaciones afectuosas con otros seres humanos, pero igual estoy equivocado.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo tengo un gato y una gata, herencia de mi madre y de ahí la camada. pero también tengo un hijo y una hija y muchos amigos. No veo incompatible tener animales de compañía con ser una persona sociable y normal.- Yo respeto muchísimo las opciones de cada uno y la verdad es que "descubrí" a los gatos cuando mi hijo, con apenas, cinco años se empeñó en tener uno. Luego acompañaron a mi madre en una larga y penosa invalidez y le arrancaron más de una carcajada. El cariño de los animales es diferente al de las personas. Yo conozco señoras que van al parque todos los días a alimentar a una colonia de gatos. Yo no llego a ese extremo, pero tengo una tolerancia cero al maltrato animal. Después de todo, nosotros somos animales y probablemente mucho más crueles que aquellos a los que llamamos irracionales. Gracias por tu comentario, Dean.

      Eliminar
  10. Pues yo no duermo con gatos, pero ya ves los sueños que tengo con mujeres pantera, jejejjjj...
    Un relato breve y simpático, y tienes toda la razón, estos felinos tienen algo salvaje que los hace, a pesar de ser considerados como domésticos, mantener un halo de especial atracción. Yo creo que nos ponen muy cerca de nuestros deseos de libertad... Eso es parte de su encanto tan "doméstico"... Y esa independencia y descaro suyo... que los hace dormir donde les viene en gana!
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hombre, yo si dejaran tener panteras, pues igual tenía una en casa, pero posiblemente sería un poco arriesgado. Como decía leonardo da Vinci, "Dios hizo al gato para que el hombre tuviera el placer de acariciar a un tigre". Y me encanta también de ellos ese sexto sentido que sin duda tienen, esa vagancia descarada, ese saber vivir de puta madre.

      Eliminar
  11. Los gatos siempre buscando el lugar más calentito, ella se acomodaba en mi pecho, encendía su pequeño motor y juntas nos dormíamos al son de su run-run.
    Vivió con nosotros nueve años. Siempre a lo suyo, siempre dándonos calor.

    Normal que seas gatodependiente, crean adicción.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Isthar. No hay nada más placentero que ese ronroneo dulce que te acaricia el cuerpo y el alma. Según algunos estudios el ronroneo del gato tiene un poder curativo y, desde luego, tranquilizador. Sí, lo admito, soy gatodependiente y aconsejaría que muchos lo fueran. Gracias por tu comentario.

      Eliminar