El miedo es una enfermedad que no tiene cura. Se extiende como un viento ponzoñoso y convierte al amigo en sospecha, al cercano en apestado. En aquel ministerio, un día de otoño, al miedo se le unió la ignorancia.
- Señora ministra, que la enfermedad se extiende, que el virus es malo con ganas, que la sociedad se levanta. Hay que hacer algo. Salimos en la prensa de todo el mundo. Es el primer caso de contagio en Europa. Las sombras de la incertidumbre se ciernen sobre el ministerio. La calle quiere su cabeza. El lado oscuro ha pasado a nuestro lado. Que le dieron paracetamol, señora ministra, que somos el hazmerreír del mundo civilizado y del otro, que el protocolo tiene más grietas que un edificio de Calatrava. Que tenemos chubasqueros, pero cortos de mangas, que esto se nos va de las manos. ¿Qué hacemos, por Dios, que hacemos?
- Habla con el consejero.
El hombre corre cual liebre infectada, atraviesa la ciudad sobre la que apuntan vestigios de pánico ancestral.
- Señor consejero, que la enfermedad se extiende, que el virus no tiene cabeza, que el lado oscuro no responde al paracetamol, que el protocolo de los chubasqueros se nos queda corto, como las mangas, que el contagio de las grietas es inevitable, que el ministerio se levanta contra la sociedad. que la cabeza de Calatrava se nos va de las manos ¿Qué hacemos, por Dios, qué hacemos?
Sin duda, los nervios le pueden.
El consejero le mira. Es orondo como una galleta oreo. Lo tiene muy claro.
- Que maten al perro.
Y muerto el perro, comienza la rabia.
Que bien lo has escrito, te aplaudo. Al final el perro, que es el mejor amigo de su dueño no se opuso a su cruel destino. Lo mas confiado, como iba a pensar que en su propia casa, iban a acabar con él.
ResponderEliminarun beso
Traicionar la confianza, aunque sea la de un animal, es lo más asqueroso que se puede hacer. La perversidad también puede estar en esos actos sin sentido.
EliminarYo también te aplaudo como Karin.
ResponderEliminar-Que no, Sr. (ex)consejero, que muerto el perro... nos abrió más los ojos sobre lo ineptos e irresponsables que son ustedes. Que ya sabemos que usted viene bien comido, que nada en la opulencia del desabrimiento y de la repulsión, pero dignidad Sr. (ex) consejero, de dignidad ni una pizca, usted no sabe ni lo que es eso.
Besos
Has dado en el clavo. Dignidad, honor, no son palabras de la edad media, no están pasadas de moda, pero cuando uno es ignorante y ocupa un cargo público, más pronto o más tarde se delata. No lo ha podido hacer peor el señor Orondo/oreo. Gracias.
EliminarContado con humor y al vertiginoso ritmo en el que esta clase política ha tirado la confianza de todos por el desagüe. Mejor: la ha matado, como a Excalibur. Impresentable banda de impresentables. Vergüenza propia y ajena. Surrealista es poco.
ResponderEliminarMuy chulo, vibrante y en tu línea de denuncia. Me ha gustado!
... Y corto, que también tiene su mérito. La verdad es que decir vergüenza es poco. Son una panda de inútiles que se niega a reconocer sus errores. Gracias Emilio.
EliminarIncertidumbres, pánicos, tremendismos, irresponsabilidades...
ResponderEliminarSalu2.
Demasiados errores en el mismo tiesto. Y no tienen la suficiente dignidad para dimitir. Eso es lo malo. Un abrazo.
EliminarMuy buena tu narración de los hechos, y muy divertida si no fuera porque al final lo paga un pobre inocente.
ResponderEliminarPais de chapuza. Perdónanos Excalibur!!
Un abrazo!
Pobre perro. Seguro que cuando oyó la puerta sintió que iban a rescatarlo. Una chapuza contra la vida, un asco. Abrazos.
EliminarUn error tras otro, y el desenlace....ya lo sabemos.
ResponderEliminarPero ahora empezarán las réplicas, no os preocupéis, o eso eso espero, ¡no pueden salirse siempre de rositas!
En fin parece que no tenemos remedio!........por lo menos he disfrutado de la crónica!
Según he oido en la tele, ahora que Teresa está ya mejor, no para de preguntar por su perro. Espero que cuando se mejopre ponga una denuncia. Lo ha pagado el más inocente.
EliminarBreve, pero mordaz y contundente. Me gusta cuando afilas la pluma.
ResponderEliminarMiedo me da esta inmigración legal de este virus tan mortal, pero todavía me aterra más el descontrol de quienes tienen la responsabilidad de tomar las debidas medidas contra él y no me refiero al sufrido y abnegado personal sanitario. Estos políticos nos van a llevar a la miseria y sufrimiento. Necesitamos un cambio ya!!!
Besos al aire.
Lo que yo me pregunto, gemelas, es como tanto inútil puede llegar al poder. Y no dimiten, no, no tienen honor ni saben lo que es. Me siento indignada.
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